ZZZ-POST-EMPR-FAM-IM1¿El éxito de una Empresa Familiar está en compartir la visión de la familia o de la empresa a las demás generaciones?

Son varios los factores que puede determinar el éxito de una empresa familiar, sin embargo, esta pregunta sirve para poder hablar de la continuidad de la empresa familiar e invitarnos a plantear una serie de reflexiones.

Un empresario, dueño de una fábrica de zapatos me buscó desesperado a fin que lo asesore a fin de prever una forma de organización de su empresa a fin que sus hijos, al momento que el ya no pueda seguir dirigiéndola (considerando que ya tiene una avanzada edad), en cualquier momento desea darle la posta a sus descendientes para que asuman la dirección del negocio. Cabe mencionar que todo esto surge debido al reciente fallecimiento de su esposa.

Conversando con él me dice que sus hijos nunca estuvieron interesados en el negocio familiar. Uno de ellos es un arquitecto importante, el otro un abogado de prestigio y su hija una destacada pintora. Le pregunté si en algún momento de su vida conversó con ellos sobre su trabajo, sobre todo del negocio familiar. Él me dijo que no de manera frecuente, indicándome:

“Solo les dije que yo trabajaba en la fábrica de zapatos que heredé de mi padre y que con mucho esfuerzo la reflote y saqué adelante. Gracias a esa fábrica pude pagar las escuelas y universidades. Lamentablemente, y en muchas ocasiones, ello me veían muy cansado al regresar de la fábrica. Me notaban molesto y fastidiado del trabajo, y en algunos casos hasta maldiciendo de él. Mis hijos optaron por estudiar en la universidad y ejercer otras actividades profesionales que yo financie de manera interesada, pensando en su realización personal. Creo que nunca fui lo suficientemente comunicativo con ellos como para decirles que se interesen en el negocio familiar.

Ahora, que ya siento que el reloj biológico está marcando una edad en donde ya es hora de dar un paso al costado, pienso que mis hijos deben asumir la gestión del negocio.  Me desespero cuando veo a mi hijo abogado trabajando intensamente hasta muy tarde, cuestionando que trabaje para otro pudiendo trabajar en algo suyo, al igual que mi hijo el arquitecto”.

En general, el testimonio de este empresario resulta muy importante a destacar y analizar.

En nuestro intercambio de palabras pude darme cuenta que en el  transcurso de su vida no tuvo la oportunidad de compartir con sus hijos lo que sentía como empresario, de abrir su mente en compartir y comunicarle sus anhelos y frustraciones por el negocio familiar, de involucrarlos, de contarles sobre el origen del negocio y en general de hablarle de la visión del negocio familiar.

Lamentablemente esa omisión o quizás el deseo de no complicarles la vida a sus hijos al contarles sus vicisitudes del negocio hizo que los hijos no se hayan interesado en la fábrica.

A veces las personas nos dejamos llevar por las cosas negativas de una situación sin apreciar las cosas buenas o lecciones aprendidas, aquellas que nos pueden enriquecer en nuestra vida personal y laboral. Yo estoy seguro, al igual que le mencioné al empresario, que existen hermosas experiencias de contar sobre el origen y desarrollo de esa fábrica de zapatos, principalmente cuando se logró solucionar un problema o se cumplió con reto.

Se trata de compartir ese tipo de experiencias con la familia, de esa manera e indirectamente compartimos el amor por la empresa, los mensajes de que “todo se puede con trabajo y dedicación”.

Debemos generar, a través del diálogo, la motivación de una generación hacia otra por interesarse en la empresa, de estimular el deseo de  involucrarse, sin importar la edad, a lo que sucede en la empresa, ya seo por curiosidad. No se trata de que solo se compartan malos momentos o experiencias frustrantes del negocio, o de mostrar el “trabajo en la fábrica” como un castigo de Dios.

Con esas experiencias impartidas a través del dialogo generacional, se busca compartir la visión del negocio familiar con la familia, para que estas nuevas generaciones puedan compartirlo más adelante con sus propios hijos y quizás también aportar en su mejora. Se trata de hacer que esa visión de la empresa familiar encaje con  la visión y valores de la familia.

En ese proceso de diálogo continuo que no tiene fecha de inicio y final y que debe ser impartido como una práctica reflexiva sana entre las familias, se busca que la visión de la familia y la visión del negocio sean compatibles. Deben ser como dos piezas de un rompecabezas que encajen a la perfección, o entre dos notas musicales que guarden sintonía.

No esperemos que sea tarde. El punto de partida es el dialogo. Empecemos desde ahora.